Su cuerpo muy cerca de mi, pero no me toca, esta parado a mi espalda, y solo siento sus labios calidos besando con suavidad mi cuello. Estoy ansiosa, su presencia lo llena todo. Mi cuerpo entero espera sus caricias. Me acerco a él, que se aleja y sigue besando mi cuello. Comprendo que esta muy cerca de ese lugar en mi nuca en que una sola caricia me lleva al borde de la explosión y cierro los ojos esperando esa caricia, pero el se detiene, espero casi con dolor que continué, pero el esta safando la peineta que sujeta mi pelo que cae cubriendo ese lugar mágico que no descubrió. Decido que no esperaré a que adivine lo que quiero y me voltéo para besarlo. Me mira y sonrie. Comprendo que estoy a su merced, que mi deseo me domina, y que haremos solamente lo que él quiera. Así que bajo la cabeza y lo dejo hacer.
Coje mi cuello con sus dos manos y me besa los labios, desliza sus dedos por mi cuello sin dejar de besarme, siento que sus manos empiezan a desabotonar mi blusa, primero el pecho, luego los puños y finalmente me la quita. En ese momento comprendo que me va a quitar los jeans y me doy cuenta que no quiero que lo haga, nunca me ha gustado que me desnuden, me hace sentir como una niña pequeña, no como la mujer que quiere estar donde está, con quien está, viviendo el momento que vive. De manera que lo aparto y me quito los jeans, lo hago sin teatro, sin tratar de seducirlo. Simultáneamente me quito los zapatos, lo hago sin agacharme, empujando los talones con la punta del otro zapato. Me mira, sonríe. De pronto soy consciente de que no esto cuidando las imágenes, de que tal ves sea mejor ser esa mujer insinuante que se deja desnudar prenda a prenda o como mínimo se quita ella misma la ropa con gracia, atenta a lo visuales que son los hombres y les da un espectáculo digno de ser recordado. Pero el sonríe, y me doy cuenta que todo esta bien, y le devuelvo la sonrisa, agradecida.
Lo abrazo, apoyo mi cabeza en su clavícula e inspiro, que bien huele!! halo su camisa fuera de sus pantalones y meto mis manos bajo la tela, siento la piel cálida de su abdomen, su torso velludo y sonrió para mi misma, que suerte tengo me digo. Que esté aquí, hoy, conmigo. Dejándome recorrerlo, y ver que cada cosa que descubro me gusta más que la anterior, que suerte tengo. Mientras pienso eso, entre los dos le hemos quitado la camisa, y rápidamente, en medio de caricias nos deshacemos del resto de la ropa.
Pienso que me encantaría tenerlo adentro de una sola vez, y luego, ya con las ansias satisfechas, recorrer su cuerpo despacio, hasta conocerlo todo. Así que trato de acelerar las cosas. Observo satisfecha que está a punto, que en un par de segundos puede estar dentro de mi. Me hace esperar, me hace desearlo. Me pregunto como hará para mantener la cabeza clara, para seguir pensando, si yo solo puedo pensar en una sola cosa y no quiero esperar un solo minuto. Finalmente me complace. Y siento que de nuevo vivo. Cuando ya satisfecha lo abrazo y deslizo mis manos por su espalda húmeda. Siento que el mundo esta de nuevo en órden, y me siento capaz de quererlo como la primera vez, como si nunca me hubiera herido.
Finalmente se aparta. El aire se siente frío. M e recuesto bajo su hombro y lo acaricio suavemente. El esta relajado y medio dormido. Yo en cambio estoy completamente despierta y pienso. Pienso en la suerte de esta noche, en la dicha de tenerlo aquí.
No se si todo el mundo sea como yo, pero en noches como estas siento que cuando vivo momentos así, ajusto cuentas con la vida. Y el mundo seguirá su curso despues, afuera, por ahora estamos aquí y lo que pase despues no importa.