miércoles, 15 de septiembre de 2010

Las fantasias cambian

La verdad es que entiendo a los hombres. Nada es mejor que ese sueño profundo que sigue a la satisfacción del orgasmo. Por eso, cuando duermo sola, y más aún cuando algo me preocupa y me cuesta adormecerme me masturbo, es el remedio más seguro para combatir el insomnio.

Me masturbo frecuentemente desde la adolescencia. Nunca me he limitado al estímulo físico. Hay fantasías, mis clásicas, a las que recurro frecuentemente y nunca me fallan. Pueden ser situaciones (ficticias o reales) que imagino exitantes, puede ser el recuerdo de un hombre del pasado, o mis conjeturas sobre un hombre que no he tenido y deseo. Sea como sea, tengo fantasías que siempre me ponen en ánimo, enriquecen e intensifican mis orgasmos solitarios.

Ayer por primera vez en 16 años no logre exitarme con el recuerdo de el hombre que ha sido, sin ninguna duda mi mejor amante. Tampoco pude hacerlo imaginándome con él, en esas situaciones que siempre me ponen a punto de estallar. Después de un buen rato, variaciones en el libreto imaginario y remebranzas diversas, cambie de sujeto y sin problemas conjure mi deseo.

Posiblemente eso sea cerrar ciclos, llegar hasta el momento en que ni lo que fie, ni lo que pudo ser, ni lo que deseamos hacer, nos altera o exita, y para lograr los mismos resultados debemos buscar nueva inspiración.

Llego el momento de buscar nuevas fantasías.