domingo, 16 de febrero de 2014

Deseo

  • Me pregunto si pensamos que amamos a alguien simplemente porque eso resulta socialmente más aceptable  que reconocer que simplemente lo deseamos.
  • Me pregunto si se puede desear lo que se conoce, o si por el contrario,  toda certidumbre matan la atracción.
  • Me pregunto si se desea una persona completa o simplemente hay gestos, acciones o situaciones estéticas que actúan como detonantes.
  • Me pregunto que tiene que ver la posesión con el deseo. Y si desearemos más lo que no tenemos o lo que se fue de nuestras vidas.
  • Me pregunto si el deseo es una reacción química que necesariamente afecta a ambas partes.
  • Me pregunto si es posible estudiar sistématicamente la geografía erótica de una persona, hasta llegar al punto de conocer y predecir el alcance de cada estímulo, y luego combinarlos y armonizarlos en la misma forma en que un músico compone una infinita cantidad de piezas a partir de un repertorio limitado de notas.
  • Me pregunto si el sexo con alguien que aprecias y confías puede ser igual de intenso que ese que creemos puede nunca volver a repetirse y esta lleno de adrenalina e incertidumbre.
  • Me pregunto si alguna vez en mi vida haré de nuevo el amor con amor y sin temor.


martes, 11 de febrero de 2014

Los hombres que cambiaron mi vida.

En mi adolescencia el discurso recurrente de mi papá era que todos los hombres que se acercaba a mi querían una sola cosa, una misma cosa, una única cosa: usarme para su disfrute. A sus ojos no podía haber nada más. Si hoy alguien melo preguntara, y nadie lo ha hecho, yo diría que esa cantaleta fue terriblemente violenta para mi. Una forma de acoso, una manifestación de sus limitaciones y de su machismo. 

En el colegio las cosas no eran mejores, yo asistí a una institución en la que lo único verdaderamente grave era el sexo. Era un visión igualmente reduccionista pero distinta de la de mi papá, el sexo como un trámite para tener hijos, como un asunto sucio, comouna cochinada que los hombres disfrutan y que solo es admisible en el matrimonio y para concebir. Disfrutarlo no solo era moralmente inaceptable, era vergonzoso.

El doble estandar era evidente: 
  • Las mujeres nos dividíamos en 2 clases: las decentes y las otras. Una, logícamente, debía ser decente.
  • Los hombres no perdían la decencia por tener una vida sexual fuera del matrimonio. Pero su contraparte femenina, inmediatamente pasaba a ser material de segunda.
  • Los hombres merecían admiración y amor en su papel de hijos, padres y esposos. Pero en el fondo eran unos animalitos inferiores incapaces de controlarese, pero capaces de decir, hacer y planear cualquier cosa para aprovecharse de todas las mujeres a su alcance. Había que defenderse de ellos y mantener a raya sus apetitos.
  • Cuando se satisfacía el apetito de un hombre antes del matrimonio este ya no tenía incentivo para una relación seria, y además la mujer era una "soltera usada" es decir un ser sin valor.
  • Una mujer decente podía controlar a un hombre porque era consciente de que el sexo era una porquería y por eso ni lo deseaba ni lo disfrutaba.
 Cuando yo era una niña pequeña en muchas ocaciones un familiar me manoseó sexualmente. Y no creo que nadie que no lo haya vivido sea capaz de entender lo que eso significa en la vida de una niña. La forma en que pervierte su autoestima, su proceso de construcción de identidad, su forma de relacionarse con los otros.. Y en el ambiente ideológico en que se desarrollaba mi vida, aquello que había pasado era tan vergonzoso que me tomo 2 años contar lo que pasaba. Al decirlo salí del problema, pero nunca se mencionó, aquello no ocurrio en mi familia, eso me pasó a mi y a nadie más. Lo vivi sola, lo enfrente sola y tenía que superarlo sola. 

Es muy duro sentirse una soltera usada a los 10 años,y saber que a la luz de su comunidad ya no tiene valor. Un asunto irremediable que hay que dejar atraz, enterrado porque no hay otra opción. 

Frente al acoso de mi papá en la adolescencia siempre me pregunté a mi misma porque le preocupaba tanto mi relación con los hombres y llegué a la conclusión de que con el himen intacto, todavía brillaba una tenue luz de esperanza y había que controlarme. Y con ese antecendente el discurso debía ser fuerte, claro y permanente.

Y entonces apareció R1,hablabamos por horas, nos reíamos, nos contabamos la vida, tratabamos de descubrir juntos las respuestas de las eternas preguntas de la adolescencia y finalmente nos besamos.. Y ese beso fue lo más maravilloso que me ha pasado en la vida porque lo sentí limpio, porque a partir de él empecé a sanar, porque nunca, ni por un breve momento sentí que estaba siendo usada, me sabía querída, querida tal y como era, con defectos, con pasado. R1 cambio mi vida, me enseñó que las caricias enriquecen un amor que ya existe, y que cada segundo en esa situación limpia el alma y hace darma.

Los hombres que vinieron despues fueron herrores. No hay mucho que agrgar sobre eso. Me dejaron experiencia, poco más. Eso si, el bombardeo ideológico fue tan intenso que me acosté con el novio de turno por legítima reveldía. No me imaginaba que el discurso había calado en mi más de lo que yo creía y terminaría por sentir que el sexo no era malo, pero yo no podía ser promiscua, así que había que sacar ese engendro sentimental adelante.

Despues llegó JA que con muy buenos modales me explicó que el discurso de mi papá era el resultado de su misoginia y de su machismo,y que yo estaba en libertad no solo de cuestionarlo, cosa que nunca se me había ocurrido, sino también de vivir de acuerdo con mis propias convicciones. De ensayar, de equivocarme y de aprender. Creo que fue la primera persona que sabiendo lo que había sido mi vida y con conocimiento de mis herrores, me dijo que igual yo era valiosa, alguien a quien querer y con quien compartir, una buena amiga y una mujer decente. No me malinterpreten, el sexo con JA fue deshinibido y divertido. Muy reconfortante.

R2 es una rata peluda pero tuvo el buen tino de explicarme que el sexo esta muy bien, que laideología con que me educaron era un herror, que se puede ser amiga y amante, pero que aceptar el sexo no significa aceptarlo todo..que son válidos los límites, que no tiene que ser todo o nada.

Tengo mucho que agradecerles, su amor, sus palabras, su punto de vista se contivirtieron en parte de lo que soy, y los convirtieron a ellos en parte de mi.

Son los hombres de mi vida