Creo que una de las principales funciones del lenguaje es hacer posible este silencio. Y pienso que esa pregunta que siempre parece perseguirme, con cada hombre, en cada relación de pareja puede ser contestada de esta forma: con él no necesito llenar el silencio, con él puedo disfrutar este silencio y los otros silencios, el único sonido que realmente me interesa, es el eco distante y a la vez próximo de su corazón que oigo por debajo de su piel y me serena al instante.
No es la relación perfecta, no es la persona perfecta, no es nada perfecto, por el contrarío, esto -sin importar que sea- es no solo imperfecto, sino también incorrecto, incluso perjudicial, pero es lo que es, y lo es hace tantos años, que ya pasó el momento de las preguntas y de las respuestas. Solo es esto. Unas horas de sexo y un reposo sereno y silencioso.
No podría pedir nada más, no querría conseguir nada más.
Sexo, reposo y silencio.
En ausencia de un amor, es lo que hay y me basta.